Riesgo no es locura, es preparación: decisiones con corazón y cabeza
Ilustración con IA. Emprender o liderar una empresa no es una aventura sin rumbo. Es más bien un viaje que exige coraje, pero también cálculo. Es saber cuándo lanzarse y cuándo detenerse a observar. Es tener presente que el miedo al fracaso no debe paralizarnos, pero tampoco debemos ignorarlo. El riesgo es parte del camino, sí, pero no debe confundirse con el desorden o la improvisación. El emprendedor y su salto de fe (con paracaídas) Quien emprende por primera vez suele enfrentarse a un escenario incierto: no hay ingresos seguros, no hay clientes asegurados, no hay un camino claro. Todo es riesgo. Sin embargo, es en ese mismo entorno donde se cultiva la creatividad, la adaptabilidad y el coraje. El truco está en aprender a calcular el riesgo sin dejar de avanzar. Cuando un emprendedor toma decisiones sin información, actúa más por emoción que por visión. Por eso es clave detenerse, así sea brevemente, a observar, preguntar, investigar, contrastar, y luego sí tomar acción. Las d...