Decidir con cabeza y con corazón: el arte de avanzar sin paralizarse por el miedo
Imagen desarrollada con IA En el camino del emprendimiento, uno de los mayores desafíos no está afuera, sino adentro: la capacidad de decidir . Y no me refiero a decisiones cotidianas como qué logo usar o cuál será el siguiente post en redes. Hablo de las decisiones que marcan el rumbo de tu negocio y de tu vida: ¿sigo o me detengo? ¿invierto o me resguardo? ¿le apuesto a lo nuevo o protejo lo que ya tengo? Tomar decisiones no es una ciencia exacta, pero tampoco debe ser un salto a ciegas. Hay un punto medio entre la intuición y el análisis, entre la emoción y la razón. Ese punto se construye, se entrena y se fortalece con el tiempo. Y es justamente ahí donde entra la gestión del riesgo. ¿Por qué nos cuesta tanto decidir? Porque decidir implica renunciar a algo. Cada vez que tomamos una decisión, estamos diciendo “no” a otras posibilidades. Y eso genera miedo: a equivocarnos, a perder, a fracasar. Pero el mayor riesgo no es decidir mal. El mayor riesgo es no decidir nada y que...